El camino que empezó el torito en enero de 2006, ya llevaba 3 largos meses plagados de grandes logros y hazañas memorables. Goleadas en la fase de grupo, remontadas en los play offs, derrocamiento de equipos de alto nivel, como Independiente de Río Colorado, Maronese y Germinal; pero aún no terminaba. Si quería soñar con el ascenso debía salir victorioso de un durísimo escollo: Bella Vista de Bahía Blanca.
Era una verdadera final: Quién ganara, obtenía dos chances de ascender de categoría y una para conseguir el doble ascenso, y estar en la temporada siguiente en el Argentino A.
La serie comenzó en Neuquén, un 23 de abril de 2006. En la cancha de Independiente y bajo el arbitraje de Arco, cientos de personas esperaban un nuevo triunfo de los conducidos por Lucumán. Sin embargo las cosas no empezaron bien.
A la ausencia de Chitadino se le sumó la lesión de Aldo González a los 5 minutos de partido. Igualmente, Villa Iris se adueñó del balón, pero sin inquietar a Stefanof, el 1 rival. Sin muchas situaciones claras se esfumó la pimer mitad.
El complemento mostró a un equipo bahiense más atrevido, controlando muy bien el medio campo. A los 25 minutos, las más de mil personas presentes se enmudecieron ante el zapatazo de media distancia de Martín Aguirre que hizo esteril la estirada de Iturra. 1 a 0 para la visita.
Inmediatamente el torito fue en busca del empate, algunos centros de Videla lastimaron la defensa de los bahienses, pero los delanteros locales no estuvieron finos en la definición. El partido de ida se fue, y nuevamente había que ir a buscar el milagro de visitante.
El 1 de mayo se disputó la vuelta. A matar o morir, el villero debía ganar por un gol para acceder a penales o por dos para clasificar directamente. El rival conocía el antecedente de Germinal, por lo que su planteo fue mucho más agresivo.
Bella Vista controló la pelota, mientras que el torito puso pierna fuerte. A los 30 de la primera etapa, El "Cota" Álvarez recibió un centro de espaldas al arco, pero no dudó y la clavó lejos de las opciones de Iturra. 1 a 0, que suponía un 2-0 global.
El juego de la visita creció, pero también la desesperación y el cansancio. El nerviosismo jugó un gran papel, generando expulsiones innecesarias: ST 39 Videla y 44 Larenas. El resultado se escapaba de Villa Iris, a pesar que el torito nunca bajó los brazos.
Finalmente pitó el árbitro. El boleto y las esperanzas de ascenso se quedaron en Bahía. La tristeza invadió la cara de los jugadores neuquinos, que vieron como tanto esfuerzo culminaba en la nada.
Casi 4 meses de duros cotejos y entrenamientos, con la ilusión intacta que se forjaba milagro a milagro, pero que ese 1 de mayo tuvo un punto final. Fue el fin de un ciclo, que a pesar de no haber conseguido su principal objetivo, tuvo un balance más que positivo, ya que por primera vez el nombre Villa Iris quedaba en la memoria de propios y extraños.
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Hace 4 años
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